Esta la segunda de cuatro entregas dedicadas a las cintas dirigidas por el visionario director Satoshi Kon (1965-2010). En esta ocasión hablaré brevemente de Millenium Actress (2001). Esta es, tal vez, la menos conocida de las cintas de Kon, al menos no tan famosa como lo pueden ser Perfect Blue y Paprika; sin embargo, es uno de los logros narrativos más interesantes del director. La trama es bastante sencilla, un entrevistador televisivo de nombre Genya Tachibana y su camarógrafo, Kyoji, están realizando un documental sobre la vida de la actriz Chiyoko Fujiwara, quien fuera la actriz principal de los estudios Ginei, los cuales acaban de irse a la banca rota. Chiyoko se ha vuelto una figura de leyenda, treinta años antes se retiró de la actuación y se ha aislado del mundo.
En sí, el personaje de Chiyoko está basado en dos legendarias actrices japonesas. La primera es Setsuko Hara, quien es reconocida por sus grandes actuaciones en Tokyo Story (1953) y Late Spring (1949), ambas dirigidas por el gran director Yosujiro Ozu, quien, en mi opinión, junto con Kurosawa son los mejores directores japoneses que ha habido. La segunda actriz que es inspiración para Chiyoko es la gran Hideko Takamine, una de las actrices más longevas y galardonadas del cine japonés. Actuó para Kurosawa pero es particularmente recordada por sus actuaciones en Veinticuatro Ojos de Keisuke Kinoshita y Nubes Flotantes de Mikio Naruse.
En esta cinta, Kon usa un recurso muy efectivo para contar la historia de Chiyoko, los recuerdos que la actriz narra a Genya y a Kyoji se vuelven escenas vívidas en las que ambos participan. El espectador no distingue entre lo narrado y lo visto, es decir, en los recuerdos de Chiyoko aparecen los documentalistas y son testigos de primera mano de lo que narra la actriz. La mezcla entre película y memoria va a tal grado que, en ciertos momentos tanto Genya como Kyoji se vuelven personajes de las películas de Chiyoko y de sus propios recuerdos. Ellos van filmando tanto las memorias de la actriz como las escenas de las famosas cintas de Chiyoko. Todo esto para decir que el cine y la memoria son lo mismo. No importa si algo es “real” o es una cinta, ambas cosas conviven igual en nuestros recuerdos. Más aún, nuestros recuerdos los vemos como si fueran una película.
En gran medida, el drama gira entorno a una llave que Genya le entrega a Chiyoko. Ella le cuenta que esa llave se la dio un artista y disidente político. No sabe qué abre, el artista únicamente le dijo que abría lo más importante para él. El artista es perseguido por la policía pero Chiyoko le ayuda a escapar. La razón por la que ella, siendo una adolescente y tras el encuentro con ese artista, decide actuar es para que se vuelva lo suficientemente famosa para que el artista pueda reconocerla y encontrarla. Los años pasan y Chiyoko guarda la llave hasta que una actriz celosa de ella, se la roba para, finalmente, entregarla a Junichi Otaki, un director de cine que terminaría casándose con Chiyoko.
La llave y el encuentro con el artista se vuelven el detonante para la vida extraordinaria que Chiyoko ha tenido. Como dice la protagonista en la cinta, ya tenido la fortuna de vivir varias vidas al ser actriz. Como alguien que hizo teatro, me puedo identificar plenamente con el sentimiento. La actuación no es que hagas de cuenta que quieres alguien más, es que, en la medida de lo posible, te conviertes en ese personaje. Chiyoko, enferma en una cama de hospital reflexiona sobre su vida y en quien se ha convertido gracias a la actuación y por la búsqueda de un hombre que amó durante su adolescencia. Es la búsqueda en sí lo que más amó. Y creo que aquí está el mensaje que Kon quiere dar a su público: no importa lo que hagas, el punto es que lo disfrutes y lo ames, no es el objetivo en sí mismo, sino la búsqueda de algo que le da sentido a la vida.
No solamente recomiendo la cinta para los amantes de la actuación o de cualquier persona que haya actuado un poco, sino que me parece apropiada para cualquier persona que busque una cinta con un mensaje optimista o un drama biográfico al estilo Big Fish o Forest Gump, con personajes entrañables que se anclan en la melancolía para hablar de su vida y dejar algún mensaje aleccionador. Es, definitivamente la cinta más optimista del director quien había entregado una cinta oscura y de terror psicológico como Perfect Blue. Con esta cinta, nos demuestra que su forma particular de contar historias es moldeable, creando una narrativa fantástica de lo que sería un relato mundano, muy en el tono de las cintas estadounidenses que he mencionado.